lunes, 9 de marzo de 2015

Un ruido incesante bajo la luz del farol.



Uno de los tantos oficios de algunos jefes de familia de Lacunza, era el reciclaje de las cajas de tomates, me recuerdo que se llenaban de gigantescas torres de cajas encima de los carretones y que se amarraban con gruesos cordeles para que la carga quedara lo mas sujeta posible, con nudos muy especiales y que estas personas manejaban con destreza inigualable, para.que en la madrugada salieran rumbo hacia la Vega donde eran recibidos. Pero antes, en una labor de carpinteros de primera, desclavaban armaban y reparaban estos cajones, para que se pudieran vender de la mejor manera, unos enderezaban clavos y otros iban armando, todo esto a la luz del farol de Lacunza y Aldunate, todo el sector se llenaba de madera y el ruido incesante de los martillos. mientras que nosotros los mas jóvenes mirábamos y escuchábamos las conversaciones de estos improvisados carpinteros, tallas, bromas, anécdotas y muchas pero muchas risas.
Que tiempos mas lindos y lleno de detalles guardo en mi corazón, gracias Lacunza por haber vivido aquella época.

Enviado por Sergio Courbis a quien agradezco sus palabras y colaboración en este que nuestro blog.