lunes, 12 de septiembre de 2011

Los chinchineros

Sábado por la Mañana, era un día soleado de Septiembre, estaba dentro de mi casa, recortando papeles de colores, cuando comencé a escuchar las hermosas notas que venían desde  la esquina de Roberto Espinoza con Lacunza, eran los sonidos de un organillo, corrí hacia la calle, mientras veía al Genaro, a la Marisol, y a otros chiquillos hacer lo mismo que yo,  rápidamente se llenó de niños, de mi pasaje y de los alrededores. Todos mirábamos y preguntábamos los valores de los remolinos, pelotas de colores y sonajeros que exibía sobre el Cajón del sonido, muy pocos compraban,  cuando de improviso, estrepitosamente, comenzaban a sonar los tambores y platillos de los chinchineros,  mientras bailaban y giraban con gran velocidad,  al son de la música, que el organillero, con una manivela sacaba del gracioso instrumento, entonces, la mayoría de los niños nos alejábamos  un poco, asustados con el fuerte sonido, pero seguíamos mirando el  espectáculo hasta que finalizaban. Luego ellos se sacaban sus sombreros, para pedir colaboración en dinero, algunos dábamos, otros arrancaban para no dar y los mas osados los seguían unas cuantas cuadras, para volver a verlos bailar.





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